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Vacunación 🦠
La vacunación consiste en inocular en el organismo una sustancia denominada antígeno, con el fin de estimular la producción de anticuerpos del sistema inmune de forma específica frente a un agente patógeno (virus, parásito, bacteria, etc) de los muchos que amenazan la salud de nuestros animales cada día, de forma que sea capaz de reconocerlo con más rapidez y combatirlo con mayor eficacia.
El antígeno puede provenir del propio agente patógeno debilitado o atenuado para que no provoque la enfermedad (como en el caso de las vacunas DHPPi - virus del moquillo canino, adenovirus canino, parvovirus canino, virus parainfluenza canina, o las vacunas del herpesvirus de la rinotraqueítis felina y el virus de la panleucopenia felina), inactivado por completo o muerto (como en la vacuna de leptospirosis bacteriana canina, el virus de la rabia, o el calicivirus felino), o incluso de ciertas partes del agente patógeno que por sí solas no causan la enfermedad (como sucede con la vacuna de la Leishmaniosis).
De esta forma conseguiremos reducir enormemente el riesgo de una infección activa y/o aparición de los síntomas y signos clínicos, o al menos reducir la gravedad de la enfermedad considerablemente.
En algunos casos puede aparecer alguna reacción adversa a la vacuna, como por ejemplo: Reacciones alérgicas leves con hinchazón o picor (en muy raras ocasiones se produce un shock anafiláctico), fiebre, decaimiento, inflamación o molestia en la zona de inyección, vómitos, diarrea, etc.
Son poco frecuentes y aún menos que pongan en riesgo la vida del animal, ya que los laboratorios realizan multitud de estudios para corroborar la seguridad de sus vacunas, pero también dependen de la respuesta individual de cada animal, por lo que debemos estar pendientes en las siguientes horas a la vacunación.
Aun así, se debe comprobar previamente que el animal este sano y únicamente el veterinario está cualificado para vacunar.
Si el paciente padece alguna enfermedad crónica, os explicaremos los pros y los contras de la vacunación para poder decidir cómo proceder en cada caso.
Desparasitación 🧫
Nuestros animales, sea cual sea su edad y la época del año, corren el riesgo de sufrir una infestación por parásitos, tanto de tipo interno como externo.
Entorno al 70% de los perros y gatos sufren alguna enfermedad parasitaria en algún momento de sus vidas por no llevar a cabo una correcta estrategia de prevención antiparasitaria.
Y no debemos olvidar que los parásitos pueden ocasionar cuadros graves e incluso la muerte.
Por lo que si de verdad queremos cuidar su salud, será imprescindible mantenerles protegidos con todos los medios a nuestro alcance.
desparasitación interna 🐛
Los parásitos internos, también llamados endoparásitos, son pequeños organismos (principalmente gusanos y protozoos) que viven en el interior del cuerpo del animal, especialmente en el intestino, los pulmones y el corazón, entre otros órganos.
Las infestaciones por estos parásitos pueden causar enfermedades, algunas de ellas muy graves, en las que aparecen síntomas como diarrea, vómitos, apatía, pérdida de peso, tos, hinchazón del vientre, anemia, e incluso disfunción pulmonar, cardiaca, hepática y renal.
Aún así, la gravedad de la enfermedad depende del número de gusanos que infestan al animal, por lo que cuanto antes les tengamos protegidos, más fácil será ayudarles a restablecer su salud.
Pueden infectarse en cualquier lugar: Durante el paseo diario, en el jardín, en el parque, mediante el contacto o convivencia con otros animales, etc.
¿Cómo?: Al ingerir accidentalmente huevos de parásitos de suelos contaminados o del entorno, al entrar en contacto con otros animales, o al ingerir pequeños roedores, babosas, caracoles etc. En hembras gestantes se produce la transmisión de algunos parásitos a través de la propia madre y también durante la lactancia.
Además, estos parásitos constituyen un peligro para la salud de las personas (zoonosis), sobretodo si están en contacto con animales infectados, suelos de tierra con sus heces, o comiendo verduras crudas y otros alimentos contaminados.
En especial los niños, ancianos y embarazadas, así como las personas con el sistema inmunitario debilitado se consideran grupos de riesgo.
Por todo ello siempre recomendamos desparasitar a los animales con regularidad durante toda su vida.
Ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a encontrar la mejor estrategia para desparasitarles frente a los más frecuentes: Cestodos (gusanos planos) y nematodos (gusanos redondos), incluido Dirofilaria immitis, causante de la Dirofilariosis.
desparasitación externa 🦟
Aunque en muchas ocasiones no seamos conscientes, en nuestro entorno convivimos con un elevado número de insectos y parásitos que son importantes factores de riesgo para la salud de nuestros animales y demás familiares.
Entre ellos, hay que destacar los mosquitos, las garrapatas, las pulgas y los ácaros:
Los mosquitos son responsables de transmitir, entre otras enfermedades, la Leishmaniosis y la Dirofilariosis, cada vez más extendidas por todo nuestro país debido a que los mosquitos que las transmiten sobreviven todo el año y se adaptan a casi todas las regiones.
Las garrapatas se encuentran entre la vegetación, en casetas o cualquier construcción, a la espera de engancharse a un animal o persona para alimentarse de su sangre.
Pueden transmitir muchas enfermedades tanto a los animales como a las personas. Entre ellas la enfermedad de Lyme, anaplasmosis, babesiosis, fiebre botonosa, o TIBOLA, provocando escaras, fiebre, parálisis, anemia, afecciones hepáticas y linfadenopatías.
Las pulgas se encuentran habitualmente en el entorno del animal, tanto en el exterior como en el interior. Aproximadamente durante una hora al día están sobre el animal alimentándose y las 23 horas restantes se mantienen en el medio ambiente próximos al animal (suelo, cama, alfombras, sillones, etc.).
Son responsables de la transmisión de enfermedades infecciosas graves y problemas dermatológicos en los animales y las personas. Entre ellos la dermatitis alérgica, picores muy intensos, pústulas, costras, caída del pelo e incluso transmisión de otros parásitos como Dipylidium caninum en el perro.
Los ácaros son organismos microscópicos, que pueden parasitar la piel del animal. Las especies que lo hacen son, pues, parásitos externos o ectoparásitos, ya que viven en la superficie o el interior de las estructuras cutáneas.
Las infestaciones por ácaros pueden causar enfermedades como la sarna o la cheyletiellosis (transmisibles a personas), que conllevan la aparición de síntomas como: una considerable irritación cutánea y mucho picor en el animal, pudiendo además dar lugar a lesiones y a infecciones bacterianas secundarias como consecuencia del rascado. Pueden producirse en zonas específicas del cuerpo como las orejas (infección por ácaros localizada) o bien en todo el cuerpo (infección por ácaros generalizada).
Una vez más, siempre recomendamos desparasitar a los animales con regularidad durante toda su vida.
Ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a encontrar la mejor estrategia para mantenerles protegidos frente a estos parásitos.